River en su laberinto: ¿cómo hace Gallardo para cortar el sangrado antes de Racing? :: Olé

29/09/2025 22:41hs.

Si el fútbol fuera para los entrenadores una carrera de grado, Marcelo Gallardo podría decir con orgullo que ya ha pasado por casi todas sus materias en estos años. Sólo el 2018, con un inicio turbulento que en parte de la opinión pública llegó a poner en duda su continuidad y con un desarrollo y final de sueño, podría condensar varias de esas asignaturas.

En todo caso, la que el deté estudia hoy tiene algo no menos novedoso que complejo para él: como nunca antes, MG debe consolidar un River desde cero, o desde menos que cero considerando aquel ya lejano tren en marcha que heredó de la gestión Demichelis en agosto de 2024.

Gallardo, en el duelo ante Riestra. Foto: FOTOBAIRES
Gallardo, en el duelo ante Riestra. Foto: FOTOBAIRES

Parte del secreto de Gallardo en su primer y glorioso ciclo, aún con algún altibajo, fue que desde su inicio encontró una identidad fuerte: a partir de allí, trabajó en consolidarla y, como un círculo virtuoso, los nuevos futbolistas que aparecían desde las Inferiores o desde los mercados de pases se acoplaban como un nuevo engranaje para una máquina que ya funcionaba, que incluso podía esperarlos meses o años como les pasó a tantos. Esta vez, con un equipo en esa medianía lánguida de los cinco puntos que él mismo le puso, pareció intentar revertir la tendencia con jugadores puntuales que contagiaran al resto, con Salas como paradigma: por ahora no sale.

Más bien por momentos el equipo empieza a ser el que contamina a los nuevos, los tira para abajo, como un cero gigante que multiplica a cualquiera y lo arrastra. ¿Las individualidades pueden levantar al conjunto o siempre es el conjunto el que sube o baja a las individualidades? El dilema del huevo o la gallina en River sí tiene respuesta. De cualquier modo, Gallardo parece pedir por ambas: después de la derrota con Riestra, invocó al factor H así como también a una mejora colectiva en términos futbolísticos de cara a un duelo contra Racing que es “una final” que deberá servir “para limpiar con esta frustración”.

Marcelo Gallardo, en el entrenamiento de River. Foto: Prensa RiverMarcelo Gallardo, en el entrenamiento de River. Foto: Prensa River

Ya se ha visto, en viejas temporadas de esta serie que protagoniza MG, que sus equipos salieran a flote gracias a partidos como el de este jueves, con aquella Supercopa ante Boca en Mendoza como ejemplo más acabado. Pero en este River la patología que se advierte desde hace rato se explica a la inversa: son justamente esta clase de desafíos los que parecen hundirlo.

No suena casual que, aún sin jugar bien, durante los primeros 259 días de 2025 el CARP haya perdido apenas dos veces y que en los siguientes 11, acaso los más cruciales de la competencia, haya acumulado cuatro derrotas en fila. En cualquier caso los números de la primera parte del año, poniéndolos en contexto, con esa Supercopa fallida con Talleres o con las eliminaciones pesadas ante Platense y en la fase de grupos del Mundial de Clubes, ya daban cuenta de un equipo que se dirigía como por un embudo hacia este punto nodal que se veía a lo lejos y que no era otra cosa que un rival fuerte en la Libertadores como fue Palmeiras. El cruce con el conjunto paulista pareció representar el momento en el que alguien que mete panza durante un buen rato para la foto se queda sin aire después del clic.

Fotos Emmanuel FernándezFotos Emmanuel Fernández

El clic ahora lo deberá hacer Gallardo puertas adentro con futbolistas que no tienen confianza pero, lo que es peor, en algunos casos puntuales no parecen tener el orgullo y/o la jerarquía para remontar este barrilete y cortar un sangrado que puede extenderse. Porque quedan desafíos por delante que tal vez tengan gusto a poco en contraste con la ilusión trunca por la Copa Libertadores pero que sin dudas tendrán gusto a mucho, en el sentido opuesto, si River no los supera.

En términos de la “construcción” que evoca el Muñeco, hoy al CARP le faltan bases sólidas cuando el contexto exige terminaciones y ese desfasaje de etapas se percibe como un problema difícil de resolver. Está a tiempo (un tiempo que él mismo se supo ganar y que no cualquier deté tiene) de evitar que este River sea un equipo en destrucción.

Fuente: www.ole.com.ar

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